“Jamás la llegue a ver, jamás la bese, jamás la hice mía,
jamás toque su piel cálida…pero aun así hace que aun de muerta me derrita el
corazón melancólico y frió”.
Ella murió hace muchos años atrás, ya nadie recuerda nada
de ella, el tiempo se hizo cargo de ello, la vida nunca mira hacia atrás. Fue
hija única de una familia muy rica, trágicamente murió de una enfermedad letal
para la época, aun no existían medicamento para la pulmonía, murió de tan solo
17 años. Su padre grabo en la lapida, la única que el tiempo no ha deteriorado:
“Con amor y dulzura para mi hija Violeta Campo Santo que ahora duerme en el
sueño eterno”. Que nombre más puro y cálido pudieron pronunciar mis labios.
Su tumba estaba adornada con una fina estatua de ella,
tallado en mármol puro, con tantos detalles, que a pesar de lo deteriorada que
estaba no perdía su belleza, su cuerpo solo lo cubría un vestido sencillo y su
cabello largo con caireles, parecía un ángel.
Quede tan impactado que no pude salir del cementerio, un
vampiro como yo ,no merece esta en este lugar, un lugar, un paraíso de paz y
tranquilidad, no lo merezco, pero ella , la muerta ,me llama.
¡Estúpido! Aun muero en vida, aun inmortal, aun puedo
sentir…¿sentir?...¡¿sentir que!?,¿el dolor?, ¿el sufrimiento?, la desesperación?,
¿la muerte?...he hecho demasiado daño a inocentes por el simple hecho de mi
naturaleza, pero ella ,ella muerta puede hacerme sentir un poco la vida.
No pude, quede inmóvil delante de esa tumba, solo oía
como me llamaba, solo podía ver los ojos
blancos de esa estatua, de Violeta Campo Santo…una desconocida muerta…pero más
vivía que yo.
La desesperación cada vez más me consume…¡no puedo!, ¡NO
PUEDO!, ¡ELLA ME LLAMA!, ebrio del dolor, con mis propias manos trataba de
desenterrarla, los dedos poco a poco se fueron destrozando, mi sangre negra y
podrida fue humedeciendo la tierra y el mármol. La tumba se hizo añicos, la tierra,
mi única testiga de mi locura.
El amanecer se aproxima y mi cuerpo lo siente ya que se
va quemando poco a poco al contacto de los leves rayos del sol, tome la daga de
plata que horas antes utilizaría para suicidarme solo en este cementerio, pero
ella me encontró, tubo compasión de mi, se apiado de mí, me llamo desde su
tumba…para no morir en mi soledad, de golpe encaje los más profunda la daga,
tan afilada estaba que entro fácilmente en mi pecho y en mi corazón, la muerte
en vida se me iba , pero poco a poco sentí más cálida la mano esquelética de
Violeta…por fin pude ver a esa chica hermosa.
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